Recientes filtraciones de la división gchips de Google han proporcionado valiosos detalles sobre los próximos procesadores Tensor G5 y G6, diseñados para los smartphones Pixel 10 y Pixel 11. Pese a algunos avances, sobre todo en inteligencia artificial y fotografía, el proyecto Google Tensor ha sido objeto de críticas debido a su rendimiento y eficiencia energética por debajo de lo esperado en comparación con los líderes del sector. Las proyecciones internas sugieren que los chips venideros seguirán una trayectoria que podría no satisfacer a los usuarios más exigentes.
A lo largo de su historia, los chips Google Tensor han quedado atrás en términos de rendimiento, comenzando por el original utilizado en el Pixel 6, que incorporaba componentes de CPU y GPU obsoletos. Las actualizaciones han sido esporádicas; el G3 mostró algunas mejoras, pero aún así dejó áreas críticas sin cambios. Problemas como la duración de la batería y la conectividad del módem, sobre todo en los primeros lanzamientos, han perjudicado aún más la reputación de Tensor.
El futuro de Google Tensor G5 y G6
La falta de ambición se evidenció en el ya cancelado “redondo” G4, que se esperaba como un chip diseñado a medida. Se prevé que el G5 ofrezca mejoras modestas, incluyendo una GPU de gama media que introduce capacidades de trazado de rayos, pero que no revolucionará significativamente los métricas de rendimiento. En su lugar, es probable que las mejoras se centren en la eficiencia, gracias a los avanzados procesos de fabricación de TSMC.
Google parece menos preocupado por alcanzar los máximos en los benchmarks, afirmando que un rendimiento suficiente para tareas cotidianas se alinea con su objetivo de ofrecer características únicas dentro del ecosistema Pixel. Sin embargo, las mejoras modestísimas esperadas en sus próximas iteraciones generan dudas sobre su capacidad para realizar nuevas tareas de aprendizaje automático en el dispositivo, un área crítica en la que competidores como Qualcomm se enorgullecen de ofrecer sustanciales aumentos de rendimiento con sus últimos chips Snapdragon.
Financieramente, Google pretende mantener bajos los costos de producción, estableciendo un presupuesto de aproximadamente 65 euros para el Tensor G6. Esta cifra es considerablemente inferior a lo que probablemente invierten sus competidores en sus respectivos chips de alto rendimiento. Para compensar los costos de producción más elevados asociados a materiales avanzados, Google ha decidido reducir ciertos aspectos del G6, comprometiendo potencialmente el rendimiento en favor del ahorro, especialmente en el diseño de la GPU.
La estrategia de priorizar la inteligencia artificial y el procesamiento de imágenes sobre el rendimiento bruto podría reflejar una visión a largo plazo, pero suscita inquietudes sobre su competitividad. A medida que los rivales continúan explotando sus ventajas tecnológicas, Google Tensor podría encontrarse en desventaja, a menos que logre equilibrar su enfoque en el desarrollo a medida con las necesarias mejoras de rendimiento. En este contexto, considerar una estrategia de chip dual podría ser la opción más prudente para abordar tanto los mercados de entrada como los de alto rendimiento.
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