Recientes declaraciones de Tao Jingwen, presidente del proceso de calidad IT de Huawei, durante la Expo Internacional de la Industria de los Datos Masivos de China, subrayan un sentimiento cada vez más palpable en los círculos tecnológicos chinos en cuanto a los desafíos que suponen las sanciones impuestas por EE. UU. Tao ha destacado que las empresas tecnológicas chinas no deben temer los bloqueos estadounidenses. En lugar de eso, defiende un enfoque transformador que integre la inteligencia artificial (IA) con los procesos empresariales tradicionales, las estructuras organizativas y los sistemas de gestión de datos.

Con la IA emergiendo como un punto focal en el panorama competitivo entre China y EE. UU., Tao expresó su preocupación por la actual dependencia de las tecnologías occidentales en este ámbito. Señaló que la ausencia de recursos computacionales occidentales en China obliga a las aplicaciones de IA locales a depender en gran medida de la transferencia de datos al extranjero. Esta dependencia plantea dilemas operativos y estratégicos significativos para las empresas chinas.

El ejecutivo de Huawei indicó un camino a seguir, uno que se basa en crear una base que combine modelos propios con datos empresariales autóctonos. Esta estrategia implica desarrollar aplicaciones verticales adaptadas a escenarios empresariales específicos, lo que finalmente llevará a la creación de bases de conocimiento integrales dentro de las compañías. Tales iniciativas forman parte de una respuesta más amplia a las políticas de EE. UU. del año pasado que impusieron restricciones al desarrollo de capacidades computacionales de IA en China.

A la luz de estos desafíos, Huawei se ha comprometido a ser pionera en un ecosistema autosuficiente, que abarque chips, sistemas operativos, soluciones de almacenamiento y otras herramientas esenciales para el desarrollo de la IA. Las declaraciones de Tao sugieren que, a pesar de los obstáculos, existe un camino viable para que las empresas chinas avancen en la IA sin depender de la tecnología occidental, lo que permite un paisaje tecnológico más robusto e independiente frente a las presiones geopolíticas.

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